El espionaje y la delación mutua de comportamientos deja traslucir la gran fuerza de la presión del grupo para el mantenimiento del control social y el camino hacia una homogeneización colectiva. “Cuando tenía dudas”, dice alguien, “sentía culpa porque pensaba que no era como debía ser, que no correspondía a la ideología del grupo; a mí mismo no me traicionaba, traicionaba al grupo”.
Las técnicas de tipo cognitivo se usan, por ejemplo, por la denigración del pensamiento crítico. La denigración del pensamiento autónomo de un sujeto lleva a la desvirtuación y a la renuncia de sus valores previos y de los métodos de análisis propios de su anterior experiencia cognitiva.
Dice alguien: “se nos programó para no pensar, sólo esto explica que yo cada día robara una docena de litros de leche y creyera que haciéndolo estaba purificando el alma del lechero”.
Cada vez que surgen pensamientos independientes le sobrevendrá al sujeto una alarma; cuando experimente ese estado de disonancia cognitiva entre sus postulados y los de la secta, se sentirá culpable de haberse desviado de su doctrina, tenderá a eliminar la disonancia retirando sus postulados y reafirmando los del grupo de nuevo para recuperar así la congruencia cognitiva.
Otra técnica es la distorsión de la realidad y de la información mediante la ocultación, la mentira y el engaño. Es lo que Lifton llamaba la manipulación mística, engañar, mentir, poner un ideal extraordinariamente alto, supuestamente altruista, pero todo es una gran mentira.
Jim Jones, el líder, cuando llevó a sus seguidores a la jungla de Guyana, a la muerte, les dijo, entre otras cosas, que debían hacerlo porque iban a sufrir el ataque inminente y generalizado de la CIA.
Ellos usan la identificación con el agresor. En grupos terroristas, la identificación con el agresor está visto como el Sindrome de Estocolmo, que es la transformación del secuestrado hacia una aproximación afectiva e identificación ideológica con sus raptores. Patty Hearst sufrió lo mismo; bajo el apodo de Tania, robó un banco; su mente estaba absolutamente transformada gracias a una brutal tortura y mentiras, luego de las que, gracias a una intensiva adoctrinación, se unió al grupo.
El maniqueísmo está siempre presente. Su dicotomía es: nosotros o el abismo, la conciencia de grupo es la conciencia propia, el odio por el enemigo común -real o inventado- es necesario para la unificación del ser colectivo.
El control de la atención hace que la atención del adepto esté obligada a enfocarse casi todo el tiempo en torno a los ámbitos de acción del grupo, y que tenga restringido el acceso libre y espontáneo a otras áreas. Lo mismo que sucedía con la denigración del pensamiento crítico.
Ya hablamos del control de los estímulos que son dos formas extremas de intervención, una por defecto y otra por exceso, que son: la privación sensorial y la sobresaturación sensorial.
Con respecto al lenguaje, llamamos a este el lenguaje del “no pensamiento”, hay palabras talismán cargadas de especiales connotaciones emocionales. Jim Jones, cuando hizo suicidar a sus adeptos, decía: “tomad la poción, como solían hacerlo en la antigua Grecia, y, por encima de todo, tranquilamente, porque nosotros no estamos cometiendo un suicidio, es un acto revolucionario”.
Hay técnicas de inducción de estados disociativos. El DSM IV, Diagnostic and Statistic Manual of Mental Disorders de la American Psychiatric Association, describe los “Trastornos disociativos que no estén especificados en otros ítems”, así: “Síntoma disociativo es la dislocación de funciones habitualmente integradas como la conciencia, la memoria, la identidad o la percepción del ambiente. Aquí se incluyen, entre otros, los estados de disociación que ocurren en individuos que han estado sujetos a períodos de intensa y prolongada coerción persuasiva (por ejemplo brainwashing), reforma del pensamiento o adoctrinamiento mientras estaban en cautiverio”.
¿Cómo se induce la alteración del estado de conciencia? El uso de cánticos, mantras, la recitación de un encadenamiento sucesivo de fonemas sin sentido, que da la impresión de formar un nuevo idioma, o una mezcla de otros. El empleo de diferentes sistemas de meditación, oración, prácticas de no pensar, los procedimientos de hipnosis y rituales de renuncia al pasado, el aislamiento y la privación sensorial que, al igual que la sugestión hipnótica, implica una eliminación de resistencias. La sobrecarga sensorial por bombardeo de amor, intensificación de adoctrinamiento, etcétera. El debilitamiento psicofísico, ya comentado, el desarrollo de tareas monótonas y repetitivas, las estimulaciones rítmicas y las danzas, y, alguna vez, el uso de drogas.
En síntesis, el conjunto de técnicas de persuasión coercitiva actúa básicamente en dos direcciones: una, aumentando la vulnerabilidad del sujeto para hacerlo más influenciable; otra, interviniendo manipuladoramente sobre él y su entorno para conseguir transformar sus formas de sentir, pensar y actuar. El corolario es poder desarrollar en él una nueva identidad.
De uno u otro modo, la utilización de tales métodos es un brutal ataque a la estabilidad psíquica del individuo, a su derecho a la salud, a la privacidad y a su libre capacidad de decisión.
Vulnerabilidades y situaciones vitales concurrentes y facilitadoras
Hay factores que pueden ayudar a que una persona pierda aspectos de su identidad y pueda ser capturado por sectas o por pensamientos extraños o por una patología de orden social que no necesariamente tiene que ser una secta. Estos factores son vulnerabilidades de la personalidad y no ayudan a la posibilidad de una relación normal entre el Yo, el mundo interior y el mundo externo.
Se denomina Yo a una parte del aparato psíquico que comunica a la persona con su mundo interno y con el exterior, armonizando las dificultades que pueda haber en esta relación. Consignamos aquí algunos factores que coinciden con nuestra experiencia clínica cuando alguien está predispuesto a sufrir una crisis psicológica, adicción a drogas, un “brainwashing” o lavado de cerebro, y otros:
– Que se vivan dificultades en la comunicación con la familia y las personas del ambiente.
– Que haya una situación matrimonial frustrante.
– Que la persona padezca un alto montante de angustia manifiesta o latente.
– Que sienta crónica insatisfacción por la vida que está viviendo.
– Que esté descontento con la sociedad o sus normas y no halle paz ni camino para ayudar a cambiarlas.
– Que tenga temor para enfrentar un mundo que se presenta como caótico y exigente.
– Que no haya un propósito interno de vida personal, sino un estar a la deriva.
– Que haya necesidad de seguridad, autovaloración y heterovaloración por baja autoestima.
– Cierta susceptibilidad hacia los estados de trance y tendencia a la sugestionabilidad.
– Que tenga insatisfacción por las religiones tradicionales.
– Hallarse en estado de crisis a nivel de estudio, profesión, laboral, emocional, social, afectivo, etcétera.
– Curiosidad o especial interés por lo desconocido, esotérico y misterioso.
– Inmadurez e identidad no consolidada.
– Tendencia a ser una personalidad dependiente de otras más líderes.
– Ausencia de padres por carencia de guía, dirección, control, atención y afectos positivos.
– Trastornos en la formación de la personalidad. Puede verse tendencia a la depresión, falsa seguridad.
Esta lista, necesariamente incompleta de dificultades emocionales y cognitivas, son elementos de vulnerabilidad que predispone a las personas a ser víctimas de procesos de enfermedades mentales leves o graves, distorsiones de su personalidad o enfermedades piscosomáticas, o ser víctimas de sectas que dan una seguridad ficticia: ambiente afectivo, pertenencia a un grupo, ser bien recibido y alabado, elevar (artificialmente) la autoestima, trabajar para una misión y tener a alguien, o un hombre o una pareja, que como padres sustitutos atiendan y calmen todos los problemas y angustias, e incluso puedan proveer satisfacción sexual de variada índole.
Hemos oído con qué alegría personas han recibido expresiones de amor y cariño cuando frecuentaban las sectas: “que era la única”, “que era la mejor”, “que tenía algo especial”.
Marc Galanter cita a “Ellen” quien declara que cuando conoció a sus compañeros de secta se dio cuenta de que la amaban, que era como si la sostuvieran en sus brazos. “Yo era como una beba cuya madre guía sus movimientos y la cuida”.
Las antedichas vulnerabilidades pueden inscribirse en lo que en psicología dinámica llamamos “Debilidad del Yo”.
La fortaleza del Yo incluye 3 elementos muy importantes y básicos,
– la capacidad de poder tolerar la ansiedad,
– la capacidad de tolerar un grado razonable de frustración,
– la capacidad de controlar los impulsos.
Además, cabe agregar la capacidad de utilizar defensas psicológicas adecuadas, tener un adecuado juicio de realidad y poder sublimar.
Otros elementos que también muestran la fortaleza de un Yo, es la habilidad de habérselas con un moderado estrés, tener un adecuado trabajo, hobbies y/o intereses, y finalmente, la capacidad de tener un adecuado sentido del humor como muestra de salud mental.
Aquellos que han tenido la experiencia de haber pertenecido a una secta y que ya se han recuperado, suelen aconsejar: “Esté alerta con sus vulnerabilidades”.
No es despreciable la presión que puede ejercerse sobre la persona cuya fortaleza mental estará puesta a prueba tan duramente que nadie podría decir que saldría absolutamente indemne de tales manipulaciones.
Hay que recordar que las técnicas de manipulación de las sectas son tan poderosas que ellas actúan sobre una persona aunque ésta no se halle experimentando especiales dificultades.
Aunque pequemos de reiterativos, hay que recalcar que la inmadurez afectiva es importante. Algunas de sus características son, entre otras, que la persona tiene mucha dificultad para soportar situaciones displacenteras, frustrantes de la vida, y busca entonces un padre y/o una madre que piensen y sientan por él/ella. Se resiste a aceptar la postergación de los deseos. Tiene sentimientos infantiles hacia los padres y hacia los demás. Tiene problemas en adaptarse adecuadamente a situaciones.
Ex miembros subrayan que si se está sometido a situaciones de tensión creadas por la presión de los exámenes o del grupo social, si se han roto relaciones afectivas, si existen sentimientos de soledad, si hay que tomar decisiones importantes, hay que recurrir como consejeros a personas de reconocida honestidad y trayectoria porque las sectas se aprovechan de estas épocas para atraer y prometer un bienestar que calme el displacer actual.
Mecanismos psicodinámicos prevalecientes en algunas víctimas de sectas
Idealización
No cabe duda de que las personas que son captadas por las sectas tienen una apreciación errónea de la persona que dirige la secta, su criterio de realidad está perturbado pues atribuyen al conductor cualidades exaltadas de perfección o de grandiosidad, o simplemente, entienden que siempre tiene razón. Hay un mecanismo muy bien estudiado por la psicología dinámica que se llama idealización.
La idealización es una admiración exagerada de una persona o de los atributos de una persona.
En este caso, sus cualidades son elevadas a un punto de perfección, de grandiosidad, de exaltación. Sentimientos acompañantes de la admiración son la veneración, el respeto total, mucho más allá de lo que puede ser el natural aprecio por una persona que tiene cualidades descollantes.
Se interpreta, en psiquiatría dinámica, que este mecanismo comienza en la infancia cuando los niños ven a un padre o una madre con condiciones extraordinarias gracias a su pequeñez y su impotencia. Este hecho, que no es útil en la vida adulta, aparece en la vida infantil durante un período que se llama anaclítico. En éste, la relación con el padre y la madre está condicionada a la satisfacción de las necesidades del niño. Los niños por sí mismos no pueden alcanzar todo lo que desean, por eso exageran las cualidades de los padres: omnipotencia, capacidad para todo, razón en todo. Un padre que llena todas las condiciones de necesidad es un reflejo de la experiencia del niño; depender de alguien que satisface. La idealización también incluye que frente a la frustración y el dolor por lo general hay un padre o madre real o imaginario pendiente de las necesidades y sentimientos del niño que sufre.
Se comprende mejor esta situación con la descripción de la “transferencia idealizada”. Transferencia en sentido amplio, es ubicar en una persona actual sentimientos que han sido vividos anteriormente con otra. El psicoanalista Heintz Kohut utiliza el término “transferencia idealizada” cuando la necesidad de idealización, o de fusión, o de amalgamarse con una persona que es calma o fuerte o sabia y/o que da y nutre es establecida en un esfuerzo de reforzar el polo de los ideales que puede estar dañado en una persona. Este daño significa tener una “herida” emocional por la relación previa con los padres o con alguien que ha sido importante y que ha defraudado. A veces se ve a personas deprimidas por la desilusión porque han inventado rasgos propios de la idealización en políticos, en jefes, en maestros, estrellas del rock, músicos, etc. y esta gente aparentemente no ha respondido a ese alto concepto que sólo el mecanismo de idealización podría haberles adjudicado.
La idealización, que a mi juicio es muy importante en estas situaciones, se ve desde del punto de vista de otros autores psicoanalíticos -Melanie Klein, Otto Kernberg-, como una defensa contra sentimientos negativos contra alguien. Estos serían la rabia, la envidia, la devaluación, la falta de aprecio. Entonces, la idealización no solamente sería la adjudicación a otro de muchas virtudes (como hacen los que están sujetos a un personaje de la secta donde, prácticamente, se convierte en un guía permanente y a quien hay que obedecer por sus múltiples “virtudes personales”) sino que, a la luz de otra visión paralela está el hecho de poder idealizar a alguien, lo que protege de los sentimientos negativos que pueden sentirse hacia éste. Por eso hay personas que luego de idealizar a alguien, caen en sentir animadversión y odio. Esta visión psicodinámica nos enseña cuán astuto es el comportamiento de estos jefes de secta, de estos personajes. Porque ellos utilizan estos sentimientos negativos que pueden estar detrás de una idealización para volverlos en contra de las familias, en contra de las personas hacia quienes los captados por las sectas tienen afecto.
Así ponen todo lo que es maldad en lo que fue la vida previa de estas personas, en sus padres, sus amigos, su trabajo. Van ubicando el odio y la agresión hacia lo que está “afuera” de la secta. Esto es disociar astutamente la idealización. Fuerzan a que pongan en el conductor, en los ayudantes, en los “ángeles protectores” o en quienes fuera, toda la admiración. Y lo que subyace a una idealización, que son los aspectos negativos, los agrandan y los desplazan de un modo siniestro en todo aquéllo que pudo haber sido lo más querido para sus reclutados.
Y continuando con este sistema perverso, hay que recordar que muchos candidatos de las sectas siguen llevando fuera de la secta una vida relativamente normal, muchos siguen en sus empleos, muchos siguen trabajando. Pero deben aportar y recolectar dinero para la secta o donar bienes.
Eso, ya vimos que provoca asombro en personas normales. Pero el temor de perder presuntos bienes espirituales y la idealización patológica conducen a que estas personas vulnerables ofrenden su dinero como si esto fuera un sistema con dioses poderosos a los que habría que agradar y calmar para no ser excluidos del grupo, que es el único camino para la salvación.
Disociación
Otro mecanismo que vemos usar, ampliamente descripto en la psicología dinámica, es la disociación. La disociación es un mecanismo muy primitivo. Le permite al niño separar lo bueno de lo malo, el placer del displacer, el amor del odio, como modo de preservar experiencias y afectos y dejarlos como compartimentos aislados, libres de la contaminación de sus contrapartes negativas.
La disociación se caracteriza por las manifestaciones clínicas de expresión alternante de comportamientos y actitudes contradictorias. Veremos la combinación del mecanismo de disociación con el de negación.
Negación
Este mecanismo es una defensa contra realidades que se perciben o viven, cuando éstas son demasiado perturbadoras. Los candidatos de las sectas disocian y niegan cuando ven todo lo bueno dentro de la secta y niegan todo lo bueno en el mundo externo y en el mundo de sus experiencias afectivas previas.
Estos mecanismos psicológicos los hemos visto claramente expuestos junto con la identificación con el perseguidor en los ocho puntos del “Sistema de totalitarismo ideológico” que ya describimos.
Consecuencias de la victimización por parte de una secta
Steven Hassan, quien fue miembro reclutado y reclutador de una secta, de la que pudo escapar, enumera de una manera muy clara los Problemas Psicológicos habituales en Víctimas del Control de la mente de una Secta, desde su experiencia de consultor en psicología del Cambridge College.
1. Extrema confusión de identidad.
2. Estados disociativos.
3. Pánico y ataques de ansiedad.
4. Depresión.
5. Trastorno de estrés postraumático.
6. Síntomas psicosomáticos: cefaleas, dolores varios, asma, problemas de piel.
7. Problemas para tomar decisiones que tienen que ver con la dependencia.
8. Retardo del desarrollo psicológico, en el sentido de la pérdida del poder psicológico.
9. Culpa.
10. Miedo.
11. Trastornos del sueño y pesadillas.
12. Trastornos de la alimentación.
13. Trastornos de la sexualidad.
14. Pérdida de la confianza, de la intimidad y del compromiso con la gente.
15. Sentirse amenazado.
16. Pérdida de amigos, de la familia.
17. Secuestro, violación espiritual del alma de la persona.
Está ampliamente reconocido que permanecer dentro de los confines mentales y sociales de una secta, aunque sea por un corto tiempo, puede traer los siguientes efectos desastrosos:
– Pérdida de la posibilidad de elegir libremente.
– Disminución de las habilidades intelectuales, vocabulario y sentido del humor.
– Uso reducido de la ironía, de las abstracciones y de las metáforas.
– Uso reducido de la capacidad para formar relaciones interpersonales.
– Capacidad de juicio empobrecida.
– Deterioro físico.
– Nutrición deficiente.
– Alucinaciones, pánico, disociación, culpa.
– Difusión de identidad y paranoia.
– Tendencias neuróticas, psicóticas o al suicidio.
A continuación una cita:
“Cuando Ud. encuentre la gente más amigable que haya conocido jamás, que lo introduce en el grupo más cariñoso que jamás haya encontrado; y Ud. encuentra allí el líder más inspirado, que se preocupa más, el más compasivo y comprensible que jamás haya encontrado. Y cuando puede aprender que la causa del grupo es algo que nunca se hubiera atrevido a esperar y que aquí puede verse cumplido, y todo esto suena tan bien, tan bueno (posiblemente es demasiado bueno para ser real), no olvide su educación, sus esperanzas y sus ambiciones para seguir un arco iris”. La autora fue Jeannie Mills, quien fue miembro de una secta y luego fue encontrada asesinada. De CIC -Cult Information Center- Cite Index.
Diferencias entre una religión y una secta
Para aquellos que crean que una secta es “otra religión más” que la libertad de cultos permite, Richard Dowhower, experto en el tema y en el tratamiento de ex-adictos, enumera diferencias.
Las Religiones respetan a la autonomía individual.
Las Sectas hacen cumplir órdenes.
Las Religiones tratan de ayudar al individuo a encontrar sus necesidades espirituales.
Las Sectas explotan las necesidades espirituales del individuo.
Las Religiones toleran y hasta estimulan las preguntas y el pensamiento crítico independiente.
Las Sectas desalientan las preguntas y el pensamiento critíco independiente.
Las Religiones estimulan la integración psicoespiritual.
Las Sectas escinden a los miembros en el “self bueno en la secta” y el “viejo self malo”.
La conversión a las religiones involucra un desarrollo de procesos internos coherentes a la propia identidad, respetando a la persona.
La conversión a las sectas involucra una rendición a fuerzas externas a las que muy poco les importa la identidad y el respeto de una persona.
Las Religiones ven el dinero como un medio sujeto a restricciones éticas para lograr propósitos nobles.
Las Sectas ven al dinero con un fin, y como un medio de lograr poder o los logros egoístas de los líderes. [Exigen contribución económica que puede incluir la donación de todos los bienes de una persona.]
Las Religiones ven al sexo entre el clero y los fieles como falto de ética.
Las Sectas someten a los miembros con frecuencia al apetito sexual de los líderes.
Las Religiones responden a las críticas con respeto, y están abiertas a discutirlas y aclararlas con argumentos.
Las Sectas frecuentemente intimidan a quienes critican con amenazas físicas o legales.
Las Religiones exaltan a la familia, y promueven su unión e integración.
Las Sectas ven a la familia como a un enemigo del que hay que separar a las personas.
Las Religiones estimulan a que las personas piensen cuidadosamente antes de comprometerse a unirse a ellas, dando todo el tiempo y la libertad necesarios.
Las Sectas estimulan a tomar rápidas decisiones con poca información y pérdida de la libertad para decidir.
Bibliografía
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Notas al pie:
1 En el presente trabajo se han incluido numerosos conceptos de los autores mencionados en la bibliografía. Los relacionados con los autores angloparlantes corresponden a traducciones más o menos libres y/o adaptaciones del texto original que me pertenecen. A. M. de Z.
2 Profesora de consulta. Facultad de Medicina UBA. Av. Santa Fe 3802 7º “A” (1425) Bs. As. Argentina.